Dicen que las emociones nos definen y que no podemos, ni debemos, separarnos de ellas. Por eso, la capacidad para identificarlas, comprenderlas y manejarlas, de forma correcta, es esencial para nuestro bienestar personal.
En este artículo no vamos a hacer un estudio exhaustivo sobre las emociones, sino que vamos a ser prácticos y, como siempre, a jugar. Pues, incluso, aunque no sepamos definir, “eso” a lo que llamamos emoción. Lo cierto es que, sentir, las sentimos todos desde que nacemos.
¿Qué es la emoción?
Las emociones no dejan de ser reacciones orgánicas que experimentamos ante algunos estímulos externos. Ante ellos, se produce una alteración intensa y de corta duración en nuestro ánimo.
Si damos un paso más, encontramos a los sentimientos que no debemos confundir con las emociones, ya que estos son una consecuencia de ellas y se caracterizan porque son más duraderos y se pueden verbalizar.
Las emociones, por su parte, pueden ser innatas o estar influenciadas por las experiencias y conocimientos previos. En cualquier caso, tienen unas características comunes:
- Varían a lo largo de nuestra vida
- Influyen en nuestro pensamiento y conducta
- Forman parte de nuestra comunicación
Educando las emociones
Es cierto que las emociones nos definen, pero también lo es, que tenemos la capacidad de canalizarlas.
De nosotros depende que una emoción nos paralice o altere negativamente o, por el contrario, la canalicemos para que nos resulte provechosa.
Mónica Serrano Muñoz, Psicóloga especializada en Maternidad y Crianza respetuosa asegura, a este respecto: “Si partiésemos de la creencia de que nuestras emociones, de todo tipo, forman parte integrada de nuestro ser, pero que no son etiquetas estancas que nos definen probablemente tendríamos una vivencia emocional genuina, rica y auténtica”.
No podemos controlar que aparezcan la ira, la tristeza, el miedo, la alegría, la sorpresa o el aso (emociones básicas) pero si podemos controlar lo que hacemos con ellas; es decir, podemos aprender a gestionarlas. Y cuanto antes empecemos mejor, pues cuanto mayores somos, más difícil es iniciar nuevos aprendizajes.
Para educar en emociones se enseña a gestionar los miedos, a mostrar alternativas al enfado, a entender como nos sentimos, a relacionarnos mejor con los demás…
…y para ello, nada mejor que los juegos.

Juegos simbólicos
El juego simbólico es el que permite que el niño sea capaz de combinar hechos reales e imaginarios. En ellos, pueden recrear situaciones ficticias como si fuesen reales, se convierten en personajes; incluso los objetos se ponen a su servicio cobrando vida.
La aparición de este tipo de juegos se inicia sobre los dos años y va evolucionando y ganando complejidad a medida que van creciendo. Estas actividades les permite vivir otros mundos, poner en marcha su creatividad, su imaginación, superar miedos, ganar confianza, etc.
Beneficios
- Ayuda a comprender y asimilar el entorno que les rodea.
- Promueve el desarrollo de la socialización y de la inteligencia emocional, ya que permite al niño aprender y practicar conocimientos sobre los roles de la sociedad.
- Estimula la capacidad del lenguaje y la comunicación.
- Favorece la imaginación y la creatividad.
- Contribuye al desarrollo emocional porque hace de “catalizador” de las emociones del niño.
Un juego para terminar
La regulación emocional del niño es un reto importante y para potenciarla disponemos de una herramienta importante:
El juego simbólico
En esta actividad, el niño y la niña adoptan roles y estados de ánimo distintos al suyo, lo que les va a ayudar a comprender a los demás. Ejemplos típicos de estos juegos son los de médicos, policías, profesores, …
Así que hemos preparado un juego EMOCIONANTE, pues vamos a jugar con emociones.
En este juego vamos a utilizar las emociones básicas (la ira, la tristeza, el miedo, la alegría, la sorpresa o el asco). Dependiendo de la edad de los participantes podréis ir añadiendo otras.
Lo primero que queremos es que las identifique y por eso vamos a hacer cartulinas con ellas, pero en lugar de escribir la emoción, vamos a poner un emoticono con el gesto facial para que los participantes identifiquen la emoción que les ha tocado.
Una vez que cada niño o grupo de niños tenga su cartulina y haya identificado la emoción deberá escribir en un papel lo siguiente:
Un día he sentido (emoción) cuando … (completar la frase)
A continuación, se meterán todas las frases en una bolsa o caja y cada niño o grupo irá cogiendo una (comprobar que no sea la que ellos escribieron).
Cuando ya este repartida, deberán hacer un “teatrillo” sobre la frase y explicar las sensaciones que su compañero tuvo que sentir cuando le ocurrió ese suceso.
Esperamos que paséis un buen rato con esta actividad y que los niños empiecen a identificar y expresar emociones.
Si conoces algún juego de rol que quieras compartir, puedes dejarlo en los comentarios.
Muchas gracias por tu visita.